La psiquiatra Helen Singer Kaplan definió el deseo sexual como ''la sensación específica, de apetito y motivación, que mueve al individuo a buscar experiencias sexuales o sentirse receptivo a ellas''. ¿Qué pasa cuando esta motivación disminuye, desaparece o directamente no existe?

Trastorno del deseo sexual hipoactivo (TDSH)

El DSM-V (Manual Diagnóstico y Estadístico de Trastornos Mentales) define el Trastorno de Deseo Sexual Hipoactivo (TDSH) como ''la disminución o ausencia de fantasía y deseos de actividad sexual, de forma persistente o recurrente, y el trastorno provoca malestar acusado o dificultades de relación interpersonal''.

A partir de esta definición, vemos que el deseo no solo hace referencia a las ganas manifiestas de involucrarse sexualmente ni se limita a las relaciones sexuales con otras personas, sino que también incluyen las ganas encubiertas (es decir, aquellas que no se ven a simple vista, como las fantasías) al igual que el interés en la masturbación.

Otro punto importante a recalcar es que el bajo deseo sexual tiene un gran componente subjetivo, es decir, no existe un baremo específico para categorizarlo más allá del malestar que causa en la persona que lo tiene. A menudo, este malestar porviene de no desear o disfrutar las relaciones sexuales como antes. Es por esto que no se puede catalogar como un problema de deseo sexual a alguien que tenga un deseo que socialmente se considere bajo pero que para esa persona no constituya ningún problema o a una persona cuya pareja tiene mayor deseo sexual que ella y le está presionando para que aumente el suyo.

Esta disfunción sexual se manifiesta más en mujeres que en hombres, por múltiples variables psicosociales que tienen que ver con la manera en la que las mujeres son socializadas. A menudo, el deseo sexual femenino es visto como secundario, como naturalmente inferior al masculino, por lo que socialmente se castiga el placer y la sexualidad de la mujer ya que este tiene mayor probabilidad de estar asociado a la culpa, vergüenza y desconocimiento.

mujer esquivando a su pareja en la cama

Tipos de falta de deseo sexual

El deseo sexual inhibido se puede clasificar principalmente teniendo en cuenta dos dimensiones: el momento de su aparición y los contextos en los que ocurre.

Primario o secundario

El deseo hipoactivo primario hace referencia a un interés bajo en el deseo sexual desde que se es consciente, es decir, desde siempre. En este tipo de casos es especialmente importante indagar en el porqué supone un malestar para la persona, porque a menudo puede resultar poco ético tratarlos sin entender de dónde viene el malestar.

Por otro lado, el deseo hipoactivo secundario indica a una disminución en el deseo sexual de la persona a partir de un punto, sea repentino o progresivo. Esta clasificación tiene, a su vez, múltiples causas.

Generalizado o específico

El deseo sexual hipoactivo generalizado refiere a un bajo deseo sexual ante todos los estímulos y contextos a lo largo del tiempo, mientras el específico es particular, por ejemplo, a una práctica o a una persona. El deseo sexual hipoactivo específico puede manifestarse, por ejemplo, en no tener deseo sexual por tu pareja pero si por otras personas o en no tener deseo por tener relaciones sexuales con otras personas pero no notar una disminuición de este en la masturbación.

Posibles causas del trastorno del deseo sexual hipoactivo

Las causas, tanto directas como predisponentes (es decir, aquellos factores que a menudo no son causa única o principal pero sí pueden influir en la aparición del problema) del deseo sexual inhibido en mujeres son extremadamente variadas. A continuación, se plasmarán las más comunes y las que más se ve pertinente mencionar.

Estrés

El estrés es enemigo de cualquier disfunción sexual, ya que la relajación es condición indispensable para que tanto el cuerpo como la mente puedan estar predispuestos a disfrutar de las relaciones sexuales. El sexo no es un ámbito aislado del resto, por lo que puede ser afectados por problemas que se presentan en otras áreas vitales.

chica estresada frente al ordenador

Menopausia

A menudo se habla de la menopausia como causante del bajo deseo sexual, sin embargo, los resultados de investigaciones arrojan que no es tanto la menopausia en sí lo que lo causa sino los efectos que la caracterizan. Estos efectos pueden ser tanto físicos (ej: sequedad vaginal, sofocos, etc.) como psicosociales (ej: ''ser una mujer menopáusica me hace indeseable'').

Problemas psicológicos

La ansiedad, la depresión o problemas de autoestima constituyen algunos de los problemas psicológicos que pueden causar o predisponer a tener bajo deseo sexual. En estos casos, es importante primero tratar el problema de base y luego el problema deseo si persiste o trabajarlos en paralelo.

Problemas de pareja

Existen diversos problemas de pareja que pueden incidir en el deseo como las discusiones frecuentes, pasar poco tiempo de calidad juntos, la división desigual de las responsabilidades del hogar, etc. Aunque el deseo sexual no es indicador infalible de la calidad de la relación de pareja, el deseo hipoactivo si puede estar a menudo relacionado con problemas relacionales.

pareja discutiendo

Historial de haber tenido sexo con poco deseo o bajo presión

En mujeres, esta suele ser la causa más común del bajo deseo sexual. Falta de asertividad o falta de contextos en los que se les permita ser asertivas, presiones ejercidas por la pareja, reglas sociales asociadas al sexo y la pareja (por ejemplo, ''si baja la frecuencia sexual significa que ya hay menos amor'') son algunas de las razones que pueden llevar a mujeres a tener sexo sin tener ganas. Esto a corto plazo puede dar la sensación de que se soluciona el problema, pero a largo plazo lo cronifica.

Recomendaciones para aumentar el deseo y actividad sexual

Ante cualquier disfunción sexual, siempre se recomienda asistir a un especialista en sexología. A continuación se plasman algunas de las recomendaciones generales para enriquecer la erótica aumentando el deseo sexual.

Educación sexual

No se nos educa sobre sexualidad y mucho menos se habla abiertamente de ello, por lo que es importante desmentir muchos mitos y dudas que se puedan tener al respecto. No solo se trata de, por ejemplo, aprender sobre anatomía y fisiología sexual sino también de desaprender muchas reglas sociales que perjudican la erótica y, en concreto, el deseo (por ejemplo, ''la mujer le debe sexo a su pareja'' o ''si no te desea sexualmente significa que no te quiere'').

Focalización sensorial

Tener relaciones sexuales centradas en la estimulación de la piel pueden aumentar el deseo sexual. La focalización sensorial es un ejercicio que precisamente se centra en eso, primero dando y luego recibiendo, cambiando turnos con la pareja con la que llevamos a cabo dicha práctica. La idea es prohibir las zonas altamente erógenas (como los genitales) y las prácticas más intensas que habitualmente se hacen (como el coito y el sexo oral) para centrar la estimulación en el cuerpo entero, de manera lenta y consciente. Como su nombre indica, lo importante es focalizarse en las sensaciones, en el aquí y en el ahora, para aprender a disfrutar y asociar a relajación la estimulación no intensa de diferentes zonas del cuerpo.

chico haciendo caricias a su chica

Ampliar erótica

La clave del placer sexual no es tanto la intensidad sino la diversidad. Es por esto que ampliar nuestros estímulos eróticos puede inducir a mayor deseo sexual. Esto se puede hacer de manera interna, por ejemplo, estimulando la fantasía sexual creando escenarios imaginarios de estímulos que ya consideramos eróticos e incluso leer, escuchar o escribir relatos eróticos. No obstante, también se puede hacer de manera externa, por ejemplo, explorar estímulos eróticos con los cinco sentidos e incluirlos en las relaciones sexuales, tanto en pareja como en solitario:

  • La vista: utilizar videos y fotos eróticas.
  • El olfato: incluir olores agradables y potencialmente eróticos.
  • El tacto: incluir diferentes texturas, estimular diferentes zonas, etc.
  • El oído: tener una conversación erótica con tu pareja, escuchar relatos eróticos, música sensual, etc.
  • El gusto: incluir sabores agradables, especialmente dulces.

Quitar presiones y normalizar

Lo más importante del deseo sexual es que sea libre, ya que bajo presión es a menudo difícil o incluso imposible que surja. Es por esto que se debe trabajar en aligerar o eliminar todas las presiones que haya al respecto, sea de la pareja o social.

Por otro lado, las fluctuaciones en el deseo sexual son normales y no necesariamente tienen que indicar un problema, por lo que es importante normalizarlas y no alarmarse ante ellas. Precisamente el tratar estas fluctuaciones naturales como un problema puede predisponer a que se cronifiquen, ya que genera presión y mecanismos que terminan empeorando y alargando el bajo deseo sexual.

¿Cuándo consultar con un especialista?

Si actualmente estás experimentando menos ganas de tener relaciones eróticas de la que tenías antes o de la que te gustaría, ya sería motivo suficiente para acudir con un especialista de la sexología. Los profesionales del ámbito sanitario (médicos, ginecólogos, etc.) están encargados de detectar y tratar aquellas variables biológicas predisponentes al bajo deseo sexual mientras los terapeutas y psicólogos están dirigidos a evaluar y tratar las causas psicosociales de dicho problema.

Bibliografía
  • Helen Singer Kaplan (1979) - Trastornos del Deseo Sexual.
  • Asociación Psiquiátrica Americana (2013) - Manual Diagnóstico y Estadístico de Trastornos Mentales: 5ta edición (DSM-V).
  • Rosen, R.C. (2000) - Prevalence and risk factors of sexual dysfunction in men and women. Current Psychiatry Reports, 1(2), 189-195.