Descifrando el lupus: ¿qué es y cuáles son sus síntomas?

El lupus es una enfermedad crónica autoinmune. En ella el sistema inmune de la persona ataca diferentes tejidos y órganos propios, provocando inflamación y daño en éstos. Esta enfermedad puede afectar a articulaciones, riñones, pulmones, piel, sistema nervioso, etc.

Los síntomas más visibles son los que afectan a la piel, siendo éstos frecuentes. Están presentes hasta en un 90% de los pacientes, aunque los síntomas varían mucho entre paciente y paciente.

La enfermedad se manifiesta en brotes o exacerbaciones, alternando momentos de mayor actividad con otros de inactividad. Las exacerbaciones pueden ser leves o graves.

Como hemos comentado, se trata de una enfermedad autoinmune, por lo que se considera crónica y no se cura. Aun así, existen fármacos que pueden regular el sistema inmune y frenar la inflamación. La aparición de las nuevas terapias biológicas ha abierto nuevas opciones de tratamiento para el lupus que mejoran la calidad de vida de estos pacientes.

Comprendiendo los síntomas del lupus.

Actualmente se desconoce la causa de la reacción inflamatoria que desencadena la enfermedad del lupus.

La aparición de esta enfermedad se relaciona más probablemente con la combinación de factores genéticos, hormonales y ambientales. En cuanto a factores hormonales, es más frecuente en mujeres; y en cuanto a factores ambientales, puede guardar relación con infección de algunos virus, la actuación de algunos medicamentos o la incidencia de los rayos ultravioleta de la luz solar.

El lupus generalmente es más frecuente en personas entre los 20 y los 40 años, siendo más común en mujeres que en hombres. También es más frecuente entre individuos de raza negra y asiáticos. Es por tanto, que las mujeres afroamericanas e hispanas son las más propensas a padecer formas graves de lupus.

Es una enfermedad que puede tener muchos síntomas diferentes, dependiendo de su manifestación en cada persona. Por eso también es conocida como la gran simuladora o la enfermedad de las mil caras.

Algunos de los síntomas más comunes son:

  • Mialgias o dolores musculares.
  • Artralgias y artritis (dolor e inflamación de las articulaciones)
  • Erupción rojiza en la piel, más frecuente en la cara, en mejillas y nariz, en forma de mariposa.
  • Fiebre sin causa conocida.
  • Caída de cabello o alopecia.
  • Pérdida de peso.
  • Dolor torácico al respirar profundo.
  • Hipersensibilidad a la luz solar.
  • Palidez o coloración púrpura de dedos de las manos o de los pies.
  • Aftas bucales.
  • Edema en párpados y/o piernas.
  • Astenia importante.
  • Inflamación de glándulas.

Como hemos comentado anteriormente, los síntomas pueden aparecer, en los conocidos como brotes de la enfermedad, siendo leves o severos. Además, pueden aparecer síntomas nuevos en cualquier momento de la enfermedad.

El espectro del lupus eritematoso: manifestaciones y tratamientos.

El lupus es una enfermedad que afecta a distintos órganos, dando lugar a diferentes manifestaciones:

  • Articulaciones y músculos: produciendo artralgias y artritis en el 90% de los pacientes. Sobre todo afecta a las articulaciones de los dedos de las manos, muñecas, codos, rodillas y pies, siendo muy frecuente la rigidez articular matutina.
  • Piel: la más conocida es el “eritema en alas de mariposa”, siendo una erupción rojiza en las mejillas y la nariz. Las lesiones de la piel pueden aparecer en cualquier parte del cuerpo, incluso siendo asintomáticas.
  • Corazón y pulmones: inflamando el pericardio y la pleura, originando pericarditis y pleuritis. Ambas afecciones se manifiestan con dolor torácico acompañado o no de fiebre.
  • Riñón: se produce su inflamación o nefritis, y por consiguiente aumenta la urea en sangre y pueden aparecer proteínas o hematíes en la orina. Esta lesión es asintomática y se diagnóstica secundariamente a otros síntomas como cansancio o hipertensión.
  • Cerebro: se afecta en algunas ocasiones por esta enfermedad. Se trata de una alteración cognitiva, y la persona puede experimentar confusión, pérdida de memoria y dificultad para concentrarse.
  • Infecciones: el paciente que padece lupus es más sensible a las infecciones.
  • Síndrome antifosfolípido: existen unos anticuerpos que se generan cuando se padece la enfermedad, que se conocen como anticuerpos antifosfolipídicos, los cuales precipitan la aparición de trombosis, abortos de repetición y alteraciones hematológicas como trombopenia o anemia hemolítica.
  • Síntomas generales: pueden ser astenia, pérdida de peso y fiebre prolongada sin foco o causa conocida.

Como hemos comentado, el lupus es una enfermedad crónica. Para controlarla se usan distintos medicamentos, además de cambios en el estilo de vida.

Los objetivos del tratamiento serán tratar los síntomas cuando aparezcan, evitar los brotes de la enfermedad y reducir el daño en órganos y otras complicaciones.

Así, los tratamientos incluirán medicamentos para evitar o reducir los brotes, disminuir la inflamación y el dolor, ayudar al sistema inmune, equilibrar los niveles hormonales y reducir o prevenir el daño en las articulaciones.

Como tratamiento médico usaremos distintos fármacos:

  • Corticoides. Son el fármaco más importante para controlar muchos de los síntomas que aparecen en el lupus.
  • Inmunosupresores. Se utilizan cuando hay complicaciones importantes de la enfermedad. Los más usados son la azatioprina y la ciclofosfamida.
  • Antiinflamatorios. Se usan para aliviar la artritis, dolores musculares y algunas pleuritis o pericarditis.
  • Antipalúdicos. Se utilizan en el lupus para el tratamiento de la artritis, de algunas lesiones de la piel y de síntomas pleurales y pericárdicos.

El paciente con lupus puede ser seguido por varios especialistas médicos, según haya o no afectación de algunos órganos. Seguro será visto por el reumatólogo y el médico de atención primaria, que será el que realice el seguimiento más estrecho.

En cuanto a la actividad física, es aconsejable realizar actividades como caminar, nadar o montar en bicicleta, para prevenir la debilidad muscular, con un ritmo adecuado, alternando las actividades habituales con periodos de descanso para controlar la astenia.

Lo que se conocen como terapias alternativas no han demostrado evidencia para tratar el lupus, pero estos enfoques alternativos pueden ser complementarios, ayudando a reducir el estrés o la ansiedad y mejorar el descanso del paciente.

Lupus eritematoso de otras condiciones autoinmunes.

El lupus a menudo aparece solo, pero en algunos casos los pacientes con lupus pueden tener síntomas típicos de una o más enfermedades autoinmunes. Esto se conoce como término de “superposición”.

Algunas de las enfermedades autoinmunes más comunes que se superponen con el lupus son: celiaquía, miastenia gravis, enfermedad tiroidea autoinmune, artritis reumatoide, dermatomiositis, polimiositis, esclerodermia y síndrome de Sjörgren.

También existen otras muchas enfermedades autoinmunes menos comunes que pueden afectar a las personas con lupus.

Viviendo con lupus: historias de síntomas y diagnósticos.

El lupus es difícil de diagnosticar y no se diagnóstica con una prueba específica, ya que a menudo se confunde con otras enfermedades, por lo que el diagnóstico puede demorarse en el tiempo.

Para diagnosticarla hay que basarse en una buena historia clínica, una exploración física completa, además de otras pruebas como pueden ser un análisis de sangre, una biopsia de piel o una biopsia de riñón.

En el análisis de sangre es frecuente un número más bajo de lo normal de leucocitos, linfocitos y plaquetas, así como que prácticamente en el 100% de los pacientes se detectan anticuerpos antinucleares.

Existen otros autoanticuerpos más específicos del lupus, como son los llamados anticuerpos anti-DNA o anti-Sm, cuya presencia permite confirmar el diagnóstico, así como la presencia de anticuerpos antifosfolípidos, que también ayuda a diagnosticar el lupus.

Existen varios tipos de lupus:

  • Lupus eritematoso sistémico: siendo el más común, puede ser leve o grave, y puede afectar a muchas partes del cuerpo.
  • Lupus discoide.
  • Lupus cutáneo subagudo.
  • Lupus inducido por medicamentos.
  • Lupus neonatal.

A la hora de convivir con el lupus, es importante emplearse en conocer más sobre la enfermedad, así como en cumplir de manera activa el tratamiento. Podría ayudar el aprender a detectar las señales de alarma de un nuevo brote, para intentar prevenirlo o hacer que los síntomas sean más leves.

Encontrar maneras para combatir el estrés, como una buena red de apoyo, el ejercicio u otras formas de relajación, pueden hacer más fácil lo que supone sobrellevar esta enfermedad.

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