La vitamina D está implicada en la absorción de calcio en el organismo, siendo el calcio uno de los componentes principales de nuestros huesos. Además, la vitamina D es clave en el sistema nervioso, muscular e inmunitario, de ahí su importancia.

Tener deficiencia o falta de vitamina D significa que nuestro organismo no está recibiendo suficiente cantidad para mantenerse saludable.

Hay tres formas principales de obtener vitamina D:

  1. A través de la piel mediante exposición solar, ya que el cuerpo produce vitamina D naturalmente tras exponerse a la luz solar. La recomendación es exponerse al sol 2-3 veces por semana, entre 5-15 minutos en el caso de piel clara y entre 30-60 min en el caso de piel más oscura.
  2. A través de la dieta, ya que hay alimentos que pueden ayudarnos diariamente a mantener sus niveles. Alrededor del 20% de los requerimientos diarios de esta vitamina se satisfacen con la dieta.
  3. A través de suplementos de vitamina D. Si hay déficit de vitamina D, el profesional podrá recomendar la ingesta de vitamina D en cápsulas o en gotas, variando la cantidad según el grado de déficit y el estado general de la persona.

Corregir la falta de vitamina D es importante, ya que hay riesgo de padecer enfermedades graves que afectan a los huesos, como es el raquitismo en niños y la osteomalacia en adultos. También puede aumentar el riesgo de desarrollar afecciones como:

  • Hipofosfatemia o niveles bajos de fosfato en sangre.
  • Hipocalcemia o niveles bajos de calcio en la sangre.
  • Osteopenia y/o osteoporosis.

Síntomas reveladores de la deficiencia de vitamina D.

La deficiencia de vitamina D puede provocar síntomas diversos, que afectan de manera distinta a niños y adultos.

Los principales síntomas asociados al déficit de vitamina D son los siguientes:

  • En adultos: debilidad en músculos y huesos (aumentando el riesgo de fractura), dolores musculares y o seos, en algunas ocasiones calambres, cansancio y malestar general, caída del cabello e incluso cambios de humor, más tendentes a la tristeza o síntomas depresivos.
  • En niños: retraso en el crecimiento, agrandamiento de los huesos en brazos y piernas, arqueamiento de las piernas e incluso retraso en el nacimiento de los dientes y caries precoces.

Desde el cansancio hasta los mareos: identificando las señales.

La deficiencia de vitamina D también podría estar relacionada con el vértigo posicional paroxístico benigno. Esta patología puede provocar mareos principalmente. Se ha relacionado la suplementación con vitamina D, con la prevención de la recurrencia de este vértigo, siendo especialmente efectivo si la persona tenía niveles bajos de vitamina D al comenzar el tratamiento para el vértigo.

Explorando las causas de la deficiencia de vitamina D.

El déficit de vitamina D puede ser causado por factores como la baja ingesta de alimentos que la contengan, la baja absorción de la misma, la obesidad y/o la falta de exposición solar entre otros.

Las principales causas de deficiencia de vitamina D son las siguientes:

  • Baja ingesta de alimentos ricos en vitamina D en la dieta.
  • Toma de fármacos u otros medicamentos que interfieren en la conversión y/o absorción de la vitamina D en el cuerpo. Algunos ejemplos son: laxantes, prednisona, fenobarbital, fenitoína, rifampicina y orlistat.
  • Baja absorción de vitamina D de los alimentos (lo que podría ser un problema de malabsorción).
  • Presencia de patologías a nivel de hígado y riñón, que impiden que se pueda convertir la vitamina D en su forma activa en el organismo.
  • Falta de exposición a la luz solar.
  • Haberse sometido a cirugías para perder peso.
  • Tener síndrome de intestino corto.
  • Padecer obesidad.
  • Padecer fibrosis quística, enfermedad celíaca o de Crohn.

Condiciones médicas y deficiencia de vitamina D: lo que necesita saber.

Hay personas que poseen mayor riesgo de déficit de vitamina D que otras, ya sea porque poseen alguna patología de las antes mencionadas o porque tienen en un momento de su vida una circunstancia que les hace tener este riesgo.

En las siguientes circunstancias estaremos ante un mayor riesgo de deficiencia de vitamina D:

  • Personas de piel oscura, ya que tienen menos capacidad de producir vitamina D a través de la exposición solar.
  • Bebés lactantes, ya que la leche materna humana no es una buena fuente de vitamina D.
  • Adultos mayores y ancianos, debido a que su piel no produce vitamina D de manera tan eficiente como cuando eran jóvenes, además del deterioro progresivo a nivel renal, que ayuda en su metabolismo.
  • Personas obesas o con sobrepeso, ya que su grasa corporal se une a la vitamina D e impide que ésta se absorba en sangre.

Si tiene riesgo de padecer déficit de vitamina D, hable con su médico de cabecera y hágaselo saber. El profesional evaluará los antecedentes personales, así como los signos y síntomas que presenta el paciente. El diagnóstico de esta deficiencia se realiza a través de un análisis de sangre, que está indicado principalmente en aquellas personas que tienen mayor riesgo de padecer la deficiencia de esta vitamina.

Consejos para combatir la falta de vitamina D en invierno.

Está en nuestra mano combatir la falta de vitamina D, realizando una exposición solar responsable siguiendo las recomendaciones, así como realizar una dieta variada y equilibrada, rica en alimentos que nos ayuden a aumentar esta vitamina en nuestro organismo.

Algunos alimentos que naturalmente tienen cierta cantidad de vitamina D son los siguientes:

  • Los pescados grasos como el atún, la caballa, el salmón y las sardinas.
  • El queso.
  • El hígado de res.
  • El huevo (la yema).
  • Las setas u hongos.
  • Las ostras.

Existen algunos alimentos enriquecidos en vitamina D que también podemos añadir a nuestra dieta.

Los alimentos que a menudo se fortifican con vitamina D son:

  • La leche
  • El zumo de naranja.
  • Algunos cereales para el desayuno.
  • Otros productos lácteos, como el yogurt.
  • Algunas bebidas vegetales como la bebida de soja, avena…
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