En los últimos años se han logrado numerosos avances en distintos campos como la biología molecular, la inmunología y la ingeniería genética. Especialmente en lo referido al desarrollo del ADN recombinante. Esta novedosa tecnología nos permite crear vacunas mucho más eficaces y seguras que las convencionales. ¿Quieres saber cómo funcionan?

En la entrada de hoy vamos a hablar de las vacunas de nueva generación. Conoceremos sus características principales, las ventajas que proporcionan y algunos ejemplos que ya se están utilizando en la actualidad.

¿Qué son las vacunas de nueva generación?

Para explicarlo de forma sencilla, estas nuevas vacunas recrean la estructura de un virus determinado. A continuación, la plataforma se rellena con las partes más inofensivas de la enfermedad. Nuestro organismo detecta la vacuna como un virus y actúa activando el sistema inmunológico.

Esto crea una serie de anticuerpos que son muy efectivos para acabar con la falsa enfermedad. Y que es imposible producir por medio de las vacunas convencionales. De esta forma, nuestro cuerpo ya habrá identificado previamente la amenaza y podrá atacarla sin problemas cuando surja realmente.

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La importancia de las vacunas de nueva generación

Esta capacidad de engañar al organismo para que cree anticuerpos ha mostrado ser de gran utilidad. Sobre todo, para acabar con algunos tipos de cáncer que no han sido provocados por organismos externos. También se están desarrollado remedios contra enfermedades que ahora mismo no tienen cura.

Además, el método es bastante genérico, por lo que evitamos los procesos complicados de algunas vacunas. Abaratando en gran medida el coste y permitiendo su difusión en los países del tercer mundo. Por ejemplo, dentro de unos años es posible que demos con un remedio muy económico para problemas endémicos como la tuberculosis o la malaria.

¿Cuáles son las vacunas de nueva generación?

Las vacunas de nueva generación incluyen aquellas que se crean expresamente para combatir enfermedades que todavía son incurables. Así como las que han sido modificadas sobre patrones preexistentes. La primera de todas se desarrolló para hacer frente a la hepatitis B.

La cura de enfermedades que aún no tienen cura. ¡Descubre las #vacunas de nueva# generación!

Tipos de vacunas de nueva generación

En la actualidad, existen distintos tipos de vacunas de nueva generación como las vacunas atenuadas mediante modificación genética. Básicamente, constan de virus y bacterias que se modifican a nivel genético, mutando los agentes patógenos encargados de causar la enfermedad. El objetivo, como hemos visto anteriormente, es que nuestro cuerpo reaccione con una respuesta inmunitaria.

Las vacunas de proteínas y péptidos recombinantes aíslan los componentes que pueden ser usados para crear una nueva vacuna. A continuación, estos genes se insertan en las bacterias y se reproducen en grandes cantidades. Creando una base de proteína antigénica que es muy eficaz para acabar con distintas enfermedades.

También tenemos las vacunas de péptidos sintéticos, que mediante la genética y la utilización de anticuerpos monoclonales pueden detectar los fragmentos de los virus que favorecen la respuesta del organismo. O las vacunas antidiotipo. Que en vez de usar un antígeno, basan su funcionamiento en un anticuerpo inocuo que favorece el sistema inmune sin propagar la enfermedad.

Pero sin duda, uno de los avances más llamativos son las vacunas comestibles. Están formadas por plantas a las que se introduce un gen mediante modificación genética. Este gen contiene todos los datos necesarios para recrear una proteína antigénica. La gran ventaja es que se pueden cultivar de forma normal y son comestibles tanto para los animales como el ser humano. Se administran por vía oral y son muy cómodas. Aunque tienen el inconveniente de ser menos efectivas, ya que los antígenos se pueden descomponer en el estómago antes de actuar.

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Ejemplos de vacunas de nueva generación

Aunque seguramente no te suene el nombre de Streptococcus agalactiae, se trata de un virus que causa casi medio millón de muertes al año en todo el mundo. Especialmente en aquellas zonas donde no es posible desarrollar estrategias de prevención sanitaria. En la década de los 90 se llevaron a cabo los primeros intentos de crear una vacuna, pero su rendimiento era bastante limitado. Por esta razón, se ha desarrollado una vacuna de nueva generación que utiliza distintos serotipos y proteína carrier obtenida de la mutación de la toxina diftérica. Que aumenta su eficacia en torno al 500% y 1.000%.

Otro ejemplo mucho más conocido es la malaria, un virus parasitario que se transmite por los mosquitos. Infecta cada año a 200 millones de personas y causa la muerte a más de 600.000. Tras varios intentos, se han obtenido vacunas que se basan en un solo antígeno y están especialmente diseñadas para niños menores de 5 años, para así paliar las dramáticas tasas de mortalidad infantil.

Y acabamos la entrada de hoy con el ébola, una enfermedad caracterizada por provocar fiebre, dolor abdominal, hemorragias y finalmente la muerte. Con un porcentaje de mortalidad que en algunas cepas llega hasta el 90%. Las principales estrategias se fundamentan en vacunas inactivadas por formalina, calor o irradiación ultravioleta. Además, se utilizan sustancias de refuerzo como el adenovirus derivado del chimpancé (ChiAd3).