La impresión en 3D cuenta cada vez con más aplicaciones en ámbitos muy diversos de nuestra vida y, a medida que se va desarrollando este sistema, se van conociendo nuevas técnicas para poder sacar el mayor partido a esta innovación. Este tipo de tecnología es un elemento esencial para conseguir avances científicos que mejoren la medicina, un campo en el que ya tiene numerosas aplicaciones. En este post vamos a hablarte de una de ellas: la impresión 3D de medicamentos. Descubre las claves de un avance que revolucionará el futuro y que ya es parte del presente.

¿Cuándo comenzó la impresión 3D de medicamentos?

¿Te imaginas poder imprimir en 3D el medicamento que necesitas? Igual que la medicina ha dado un paso de gigante y tu médico ya puede atenderte telefónicamente o prescribirte una receta vía internet, poder imprimir tú mismo en casa esa medicina para tenerla al instante sin tener que perder el tiempo en ir a la farmacia sería todo un invento, ¿verdad? La impresión 3D tiene un gran potencial en el campo de la medicina y, aunque te parezca algo propio de las películas de ciencia ficción, eso de imprimir medicamentos ya es una realidad. La Administración de Alimentos y Medicamentos (FDA) ha aprobado el primer medicamento fabricado con impresión en 3D. Eso sí, obviamente, con receta previa. Tal y como recoge la revista Muy Interesante, ese primer fármaco es el Spritman, una pastilla para tratar las convulsiones que produce la epilepsia, que puede comercializarse desde el año 2015 tanto para adultos como para niños que sufren esta patología.

¿Cómo puede imprimirse este medicamento?

Lo primero que debes recordar es que sólo con receta médica puedes imprimir este medicamento. El fármaco se fabrica en varias capas, pudiendo incluir como máximo 1000 mg del medicamento en una sola dosis. La pastilla resultante se disuelve en líquido para que pueda ser administrada fácilmente a los pacientes. Las impresoras 3D funcionan como las tradicionales, pero en este caso no se imprime en papel sino en la sustancia en la que se obtiene el medicamento que tomará el paciente. Los científicos que han ideado este sistema confían en que este proceso sea el primer paso para desarrollar medicamentos para otras enfermedades como el Alzheimer.

¿Cómo cambiará el futuro la impresión 3D de medicamentos?

La impresión 3D ha generado, como vemos, muchas expectativas en el mundo de la medicina, un campo en el que se confía en el progreso y en la tecnología para mejorar la vida de las personas en el aspecto que más importa: la salud. Lo que parecía cosa de un futuro muy lejano ha llegado antes de lo que esperábamos y, como ya hemos visto con ese fármaco para la epilepsia, es de un uso más común del que nos pensábamos. Ya se fabrican prótesis en impresión 3D o audífonos e incluso orejas biónicas. Pero, ¿tomarte una pastilla impresa en 3D? Sí, es posible, pueden fabricarse fármacos a base de polvo y, aunque el desarrollo de esta técnica es lento, abre todo un mundo en la medicina.

Los medicamentos que se pueden imprimir en 3D

Hemos visto esa medicina para tratar la epilepsia que ya utiliza la impresión 3D pero en Estados Unidos, por ejemplo, ya se han aprobado otras medicinas sintetizadas que se pueden obtener con esta técnica. Basta con conocer la composición del medicamento y sus principios activos. Sin embargo, lo que se busca es que no haga falta que una farmacia te proporcione este tipo de fármacos, sino de que los puedas hacer tú mismo si cuentas con una impresora 3D de medicamentos. La impresión 3D de medicamentos sigue en proceso de investigación y, además de que cada vez hay más técnicas diferentes para desarrollarla, se ha descubierto que se puede programar la impresión para liberar las sustancias que se desee o que se pueden imprimir varios medicamentos en una misma pastilla. Esto es cosa de la startup Multiply Labs, que ya plantea este sistema. Ha creado una cápsula con varios compartimentos que cada persona tendría que llenar con las medicinas que necesite.

¿Qué aplicaciones tiene la impresión 3D en medicina?

Ya hemos visto que la impresión 3D en medicina es más útil que en otros ámbitos. Sirve para fabricar prótesis, tejidos y, como se pretende de cara al futuro, también medicamentos. Hay muchas aplicaciones específicas de esta tecnología en este sector:

  • Prótesis.
  • Implantes médicos.
  • Audífonos.
  • Orejas biónicas.
  • Piel y órganos.
  • Células madre y vasos sanguíneos.

Otra alternativa es usar la impresión 3D para realizar ensayos clínicos en tejidos impresos con este sistema o pruebas de toxicidad. E incluso imprimir órganos funcionales.

Limitaciones y beneficios

La medicina lleva tiempo investigando aplicaciones de la impresión en 3D y la posibilidad de imprimir medicamentos a base de polvo puede suponer ciertas ventajas en la experiencia de los pacientes:

  • Será más fácil de tragar porque la pastilla resultante es más fácil de disolver en líquido.
  • Facilitará que la tomen los niños que lo necesiten, que siempre es un aspecto complicado de gestionar.
  • Se podría mejorar su diseño, incluso personalizando los fármacos o eliminando componentes alérgenos.
  • Con este método se desperdicia menos sustancia.

Pero hay tres inconvenientes importantes a tener en cuenta:

  1. Esta técnica es aún lenta porque los organismos reguladores correspondientes tienen que aprobar los medicamentos que se pueden imprimir en 3D.
  2. Hay una doble vertiente porque, si se populariza esta técnica, al final habrá medicamentos que se falsifiquen más fácilmente, con el consiguiente perjuicio que eso provoca en nuestra salud.
  3. No todos los medicamentos se pueden imprimir en 3D. La startup FabRx descubrió que la impresión en 3D tiene limitaciones y que ciertas sustancias no podían liberarse durante la impresión, lo que limitaba este proceso. ¿Esto podría corregirse? Sí, investigadores de la Escuela de Farmacia de la University College de Londres consiguieron imprimir pastillas con paracetamol sin degradación de su principio activo, pero toda investigación al respecto es lenta.

Éstos son los motivos principales por los que esta aplicación de la impresión 3D todavía no se ha implantado en esta parte de la medicina. Y eso es frustrante desde el punto de vista científico porque, si se consiguiera continuar con su desarrollo, probablemente se lograrían avances en otros tratamientos.